ENSAYO de OTRO: Simone Weil
SIMONE WEIL (París, 3 de febrero de 1909-Ashford, 24 de agosto de
1943)
“Crítica del marxismo”
(…)Por tanto , la total subordinación del obrero a la empresa y a
quienes la dirigen reposa en la estructura de la fábrica y no en el régimen de
propiedad. Así, “la separación entre las fuerzas espirituales que intervienen
en la producción y el trabajo manual” [Marx] o, según otra expresión,”la
degradante división del trabajo en trabajo manual y trabajo intelectual”, es la
base misma de nuestra cultura, que es una cultura de especialistas.La ciencia
es un monopolio, no por una mala organización de la instrucción pública, sino
por su misma naturaleza; los profanos solo tienen acceso a los resultados, no a
los métodos, es decir, solo pueden creer, no asimilar.El “socialismo
científico” ha quedado como monopolio de algunos y, desgraciadamente, los
“intelectuales” tienen los mismos privilegios en el movimiento obrero y en la
sociedad burguesa.Esto es así incluso en el plano político.Marx había percibido
con claridad que la opresión estatal descansa sobre la existencia de aparatos
de gobierno, permanentes y distintos de la población,esto es, el aparato
burocrático,militar y policial; pero estos aparatos permanentes son el efecto
inevitable de la distinción radical que, de hecho, existe entre las funciones
de dirección y las de ejecución.También en este punto, el movimiento obrero
reproduce plenamente los vicios de la sociedad burguesa.(…) A su juicio [el de
Marx], la técnica actual, una vez liberada de las formas capitalistas de la
economía, puede dar a los hombres el ocio suficiente que les permita
desarrollar armoniosamente sus facultades y que,por consiguiente,haga
desaparecer, en cierta medida, la especialización degradante que el capitalismo
establece, sobre todo, el ulterior desarrollo de la técnica debería aligerar
progresivamente el peso de la necesidad material y, como consecuencia
inmediata, el de la coacción social,hasta que la humanidad alcanzase finalmente
un estado paradisíaco,propiamente hablando,en el que la más abundante
producción costaría un esfuerzo insignificante; en el que se levantaría la
antigua maldición del trabajo; sencillamente, un estado en el que encontrar de
nuevo la felicidad de Adán y Eva antes del pecado.A partir de esta concepción
es fácilmente comprensible la posición de los bolcheviques y por qué todos,
incluido Trotsky,tratan las ideas democráticas con un soberano desprecio.Se han
encontrado impotentes para realizar la democracia obrera prevista por Marx;
pero no se inquietan por tan poca cosa, convencidos como están de que, por una
parte, toda tentativa de acción que no consista en desarrollar las fuerzas
productivas está de antemano abocada al fracaso y, por otra,de que el progreso
de las fuerzas productivas hace avanzar
a la humanidad por la vía de la liberación, incluso al precio de una opresión
provisional.Con semejante seguridad moral, no es extraño que hayan asombrado al
mundo por su fuerza.(…)
Análogas diferencias se encuentran en la acción colectiva; un equipo de
trabajadores en cadena, supervisados por un capataz, es un triste
espectáculo,mientras que es bello ver a un grupo de obreros de la construcción,
detenidos por una dificultad , reflexionar cada uno por su lado,indicar
distintos medios de acción y aplicar unánimente el método concebido por uno de
ellos,que puede,indiferentemente,tener o no autoridad oficial sobre los
otros.En semejantes momentos la imagen de una colectividad libre aparece casi
pura(…)
¿Qué es exactamente lo que perecerá y lo que subsistirá de la civilización
actual? ¿En qué condiciones,en qué sentido se desarrollará,después, la
historia? Son cuestiones insolubles.Lo que sabemos de antemano es que la vida
será menos inhumana en la medida en que la capacidad individual de pensar y
actuar sea cada vez mayor.(…)
1934
En Reflexiones sobre las causas de
la libertad y de la opresión social.Madrid, Editorial Trotta, 2015.
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