RELATO de OTRO: JULIO CORTÁZAR
JULIO CORTÁZAR (Bélgica,1914-París, 1984)
(…)Entre las muchas maneras de combatir la nada,una de las mejores es
sacar fotografías,actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños
pues exige disciplina,educación estética,buen ojo y dedos seguros.No se trata
de estar acechando la mentira como cualquier repórter, y atrapar la estúpida
silueta del personajón que sale del número 10 de Downing Street, pero de todas
maneras cuando se anda con la cámara hay como el deber de estar atento,de no perder
ese brusco y delicioso rebote de un rayo de sol en una vieja piedra,o la
carrera trenzas al aire de una chiquilla que vuelve con un pan o una botella de
leche.Michel sabía que el fotógrafo opera siempre como una permutación de su
manera personal de ver el mundo por otra que la cámara le impone insidiosa
(ahora pasa una nube completamente negra),pero no desconfiaba,sabedor de que le
bastaba salir sin la Cóntax para recuperar el tono distraído,la visión sin
encuadre,la luz sin diafragma ni I/250.Ahora mismo (qué palabra,ahora,qué estúpida mentira)podía
quedarme sentado en el pretil sobre el río,mirando pasar las pinazas negras y
rojas,sin que se me ocurriera pensar fotográficamente las escenas,nada más que
dejándome ir en el dejarse ir de las cosas,corriendo inmóvil con el tiempo.Y ya
no soplaba el viento (…)
Todo esto podía ocurrir pero aún no ocurría, y perversamente Michel esperaba, sentado en el pretil,aprontando casi sin darse cuenta la cámara para sacar una foto pintoresca en un rincón de la isla con una pareja nada común hablando y mirándose.
Curioso que la escena (la nada casi: dos que están ahí,desigualmente jóvenes)tuviera como un aura inquietante (…) ¿Por qué esperar más? Con un diafragma dieciséis,con un encuadre donde no entrara el horrible auto negro,pero sí ese árbol,necesario para quebrar un espacio demasiado gris…
Metí todo en el visor (con el árbol, el pretil,el sol de las once) y tomé la foto.A tiempo para comprender que los dos se habían dado cuenta y que me estaban mirando,el chico sorprendido y como interrogante,pero ella irritada,resueltamente hostiles su cuerpo y su cara que se sabían robados,ignominiosamente presos en una pequeña imagen química(…)
Todo esto podía ocurrir pero aún no ocurría, y perversamente Michel esperaba, sentado en el pretil,aprontando casi sin darse cuenta la cámara para sacar una foto pintoresca en un rincón de la isla con una pareja nada común hablando y mirándose.
Curioso que la escena (la nada casi: dos que están ahí,desigualmente jóvenes)tuviera como un aura inquietante (…) ¿Por qué esperar más? Con un diafragma dieciséis,con un encuadre donde no entrara el horrible auto negro,pero sí ese árbol,necesario para quebrar un espacio demasiado gris…
Metí todo en el visor (con el árbol, el pretil,el sol de las once) y tomé la foto.A tiempo para comprender que los dos se habían dado cuenta y que me estaban mirando,el chico sorprendido y como interrogante,pero ella irritada,resueltamente hostiles su cuerpo y su cara que se sabían robados,ignominiosamente presos en una pequeña imagen química(…)
“Las babas del diablo”, en Las
armas secretas (1959). https://es.wikipedia.org/wiki/Blow-Up
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